Las ocupaciones ilegales arrasan las ciudades españolas y siembran el terror entre propietarios
La pandemia ha dado mayor visibilidad a un fenómeno que está dejando a miles de propietarios desesperados por recuperar sus viviendas invadidas y destruidas por extraños, son los llamados okupas, los okupas son delincuentes que aprovechan los existentes vacíos legales en España y como no; las demoras exasperantes en la justicia para poder resolver una ocupación ilegal por plazos que pueden ir desde meses a años.
El miedo y la violencia se extendieron por las calles de las ciudades del país, en grandes ciudades este fenómeno es ya un problema mucho más serio de lo que se podría esperar.
Los okupas entran por ventanas o puertas, cambian las cerraduras clásicas (por eso se recomienda tener una cerradura antiokupa) y se instalan en una casa de la que los dueños están ausentes. Es por ello que es de vital importancia contar con un servicio de cerrajería profesional, ya que estos expertos nos indicarán la mejor forma de evitar estos problemas.
Si no se detecta la ocupación dentro de las primeras 48 horas, sólo pueden ser desalojados cuando lo ordene un tribunal, es decir, estamos en manos la justicia; por mucho que se quejen los legítimos propietarios. Y todavía hay quien siendo okupa llama a la policía para que les «proteja» de los posibles bloqueos o amenazas de los propietarios, según nos indican desde FGM cerrajeros, una cerrajería en Ibiza donde ya han visto más de un caso similar. Existen incluso okupas de los que interponen denuncia por acoso, invasión de la propiedad o derechos de imagen. Sin duda una buena cerrajería hoy en día hace mucho más que apertura de puertas por olvidos de llaves.
El fenómeno no es nuevo, pero ha cobrado muchos casos en los últimos meses, cuando los casos se han multiplicado por toda España, especialmente durante el confinamiento, en el que muchas personas abandonaron temporalmente sus casas. Los «okupas» -como se les conoce- aprovechan el vacío legal y la lentitud de la justicia para ganar tiempo.
Ocupan casas y roban lo que hay dentro. Les pasó a muchos profesionales de la salud, durante la pandemia, que tuvieron que dormir en hospitales o en habitaciones alquiladas.
“Ocupan casas y roban lo que hay dentro. Les pasó a muchos profesionales de la salud, durante la pandemia, que tenían que quedarse dormidos en hospitales o en habitaciones alquiladas. También les tocó a los ancianos que, durante el confinamiento, se trasladaron temporalmente a casa de niños”, explica un experto en este tipo de fenómenos.
Observa, por otro lado, que, “en la mayoría de los casos, los propietarios siguen pagando el agua, la luz, los impuestos y la propia cuota bancaria, por una casa que es suya, pero que está ocupada por otros”.
Desde este diario hemos investigado un poco este tema, hemos estado en contacto con asociaciones y plataformas y conocido aún más casos y tiene una mejor comprensión de cómo operan los ‘okupas’.
Sobre todo, porque la ley distingue la ocupación de una vivienda deshabitada de una vivienda permanente o incluso de una segunda residencia.
“Muchos tratan de argumentar que las casas que ocupan estaban abandonadas. Por eso cuando se instalan tiran a la calle todas las pertenencias de los dueños, televisores, ropa, muebles. La idea es tratar de demostrar que la casa fue deshabitada e insalubre», explica. Y recuerda el caso de una pareja de ingleses residentes en la Costa del Sol, que en verano fueron a su país a visitar a sus hijos y 15 días después, cuando regresaron, su casa estaba ocupada y las cosas tiradas. “La mujer es diabética y hasta los medicamentos los tiraron”, relata.